Me han acusado de ser uno de esos predicadores del “evangelio de la prosperidad” de la salud y la riqueza. En realidad, no existe el "evangelio de la prosperidad". Solo hay un evangelio y ese es el evangelio de Jesucristo. A través de la obra terminada de Jesús en la cruz, puedes depender de Él para que su vida de resurrección, palpite y fluya en tu cuerpo físico desde la coronilla de tu cabeza hasta las plantas de tus pies. Las enfermedades y las dolencias no son de Dios. En la cruz, Jesús cargó no solo con nuestros pecados, sino también con nuestras dolencias y enfermedades, “y por sus heridas hemos sido sanados” (Isaías 53:5, LBLA)!

Eso no es todo, amigo. ¡En la cruz, Jesús cargó la maldición de la pobreza! Esto es lo que declara la Palabra de Dios: “Porque conocen la gracia [favor inmerecido] de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, por amor de ustedes se hizo pobre para que ustedes con su pobreza fueran enriquecidos” (2 Corintios 8:9, RVA 2015). Lee 2 Corintios 8 tu mismo.Todo el capítulo es sobre el dinero y como ser una bendición financieramente a aquellos que están en necesidad. Así que no dejes que nadie te diga que el versículo se refiere a "espiritual" de la riqueza. Déjame decirte esto: ¡es el diablo quien te quiere enfermo y pobre, pero el Dios que conozco ha pagado un precio muy alto para redimirte de la maldición de la enfermedad y la pobreza!

Entendamos cómo Dios trata con nosotros desde el punto de relación. Como padre, ¿cómo le enseñarías a tu hijo el carácter y la paciencia? ¿Con enfermedades y dolencias? ¡Por supuesto que no! ¡Hay instituciones donde ponemos esos padres! Como padre ¿cómo le enseñarías humildad a tu hijo? Maldiciendo a tu hijo con la pobreza por el resto de su vida? ¡De ninguna manera! Ahora, ¿no es increíble cómo todo se vuelve claro cuando empezamos a pensar desde el punto de vista de un padre, y poner nuestros propios hijos en la imagen?

Cuando empiezas a pensar en el punto de relación, todo se junta y comenzarás a ver las cosas desde la perspectiva de Dios. Él es nuestro Padre, que opera en la frecuencia de relación, y a través de su favor inmerecido en nuestras vidas, aprendemos el carácter, la paciencia y la humildad, como resto de nuestra auto-esfuerzos y depender de Él. Cuanto más conocemos a nuestro Padre, más nos volvemos como Él. Esta es la forma en que Dios nos hace crecer de gloria en gloria en cada área de nuestras vidas. !Es simplemente contemplando a Él (2 Corintios 3:18)!

Sabemos que como padres, siempre buscamos lo mejor para nuestros hijos. ¿Cuánto más nuestro Padre celestial desearía las mejores cosas para nosotros, sus preciosos hijos?

De la misma manera que deseas que tus hijos estén sanos, Dios quiere que tu disfrutes de su salud divina. Y de la misma manera que quieres que tus hijos siempre tengan más que suficiente, Dios quiere que disfrutes de su provisión sobrenatural. Cuando Él provee, prepárate porque la red se llenará y el barco se hundirá por causa de la cantidad (Lucas 5: 6–7). ¡Prepárate para 12 canastas llenas de sobras (Juan 6:13)! La Biblia pone las cosas en perspectiva claramente en Mateo 7:11—Pues si ustedes, como padres imperfectos, “saben dar cosas buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden?”

Amigo, entiende bien esto: Dios aborrece la enfermedad y detesta la pobreza. Dio todo lo que tenía para aniquilar la enfermedad y la pobreza, cuando nos dio a su único Hijo, Jesucristo, para que muriera en la cruz por nosotros.Puso todo el pecado de la humanidad, la maldición de la enfermedad y la pobreza sobre el cuerpo de Jesús. Todo lo que hay que hacer ahora es responder a la obra terminada de Jesús; tus pecados ya han sido perdonados. ¡Tu cuerpo físico será sanado y tu pobreza será historia!