La Pasión De Cristo: ¿Por Qué?

 

En el huerto de Getsemaní, Jesús tomó una decisión que cambiaría para siempre Su destino y el nuestro. Eligió no abandonarnos y volver al cielo, sino quedarse y ser traspasado en la cruz, para poder estar con nosotros y servirnos para siempre.

Jesús es plenamente Dios (Juan 1:1-3, 14), pero vino a la tierra como Hombre. La Biblia dice que “Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Philippians 2:8, NBLA). Dejó en el cielo s Sus privilegios y poderes divinos y se hizo hombre. Esto significa que, como cualquier otro ser humano, tenía sentimientos, afectos y emociones.

Si Jesús hubiera venido sólo como Dios, no habría podido morir en la cruz por nuestros pecados, porque Dios no puede morir. Pero el hombre es mortal. Por eso vino como Hombre y sufrió como Hombre. La sangre, el sudor y las lágrimas fueron reales. El dolor fue real. La muerte fue real.

Vemos Su sufrimiento cuando oró tan desesperadamente en el Huerto de Getsemaní, diciendo: "Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42, LBLA). Pero aquí hay un sufrimiento espiritual que a veces no vemos.

SEPARACIÓN DE SU PADRE
Se le ofreció una copa espiritual. Y en esa copa estaban todos nuestros pecados y maldiciones. Toda nuestra suciedad estaba en esa copa. Y beber esa copa significaba que Él sería separado de Su Padre, a quien Él ama.

Hasta ese momento, Jesús nunca había sido separado de Su Padre. La razón por la que podía hacer toda clase de milagros cuando caminaba sobre la tierra era que Su Padre estaba con Él: ”Mi Padre hasta ahora trabaja y Yo trabajo... De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente" (Juan 5:17-19, RV). Cada vez que mencionaba al Padre, encontraba fuerza y consuelo.

Así que a Jesús se le dio a elegir entre beber la copa de nuestros pecados o ir a casa, al cielo. Si rechazaba la copa, Su Padre lo llevaría a casa, y el mundo entero iría literalmente al infierno, a causa del pecado.

Pero Jesús nos amaba tanto que se quedó. Bebió la copa de nuestros pecados hasta la ultima gota. Llegó hasta el final por nosotros, hasta la cruz.

SENAL DE AMOR
Hay una imagen muy hermosa de lo que Jesús hizo por nosotros escondida en la ley del siervo hebreo. Después de que Dios le dio a Moisés los Diez Mandamientos en Éxodo 20, dio una ley sobre los siervos.

Exodo 21:2-6 (NBLA)

Si compras un siervo hebreo, te servirá seis años, pero al séptimo saldrá libre sin pagar nada. Si entró solo, saldrá solo; si tenía mujer, entonces su mujer saldrá con él. Si su amo le da mujer, y ella le da a luz hijos o hijas, la mujer y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo. Pero si el siervo insiste, diciendo: ‘Amo a mi señor, a mi mujer y a mis hijos; no saldré libre’, entonces su amo lo traerá a Dios, y lo traerá a la puerta o al quicial. Y su amo le horadará la oreja con una lezna, y él le servirá para siempre.

Cuando un siervo hebreo ha servido a su amo durante seis años, es libre de irse en el séptimo año. Si está casado y tiene hijos porque su amo le ha dado una esposa, no puede traer a su esposa e hijos cuando se vaya. Su mujer y sus hijos pertenecerían al amo. Esa era la ley entonces.

Pero si el siervo dice: "No quiero salir libre aunque tengo derecho a hacerlo porque amo a mi amo, a mi mujer y a mis hijos", entonces el amo lo llevará ante los jueces de Israel. El amo tomará un instrumento afilado y perforará el lóbulo de la oreja del siervo. Y esto se hará en el umbral de una puerta. Su sangre será derramada y parte de ella quedará también en el dintel de la puerta.

A partir de entonces, el siervo tendrá un agujero en el lóbulo de la oreja y algo se pondrá allí para mantener el agujero abierto. Su oreja perforada sirve como señal para los demás de que ahora es esclavo por elección. Podía haber salido libre, pero eligió quedarse porque ama a su amo, a su mujer y a sus hijos. Y estará con ellos para siempre porque "le servirá [a su amo] para siempre".

Ahora bien, ¿crees tú que un siervo hebreo renunciaría a su oportunidad de ser libre después de seis años de servicio? Tal vez, pero no creo que un siervo dijera primero "amo a mi amo", antes de expresar su amor por su esposa e hijos. Obviamente, el Espíritu Santo tenía a alguien en mente cuando mencionó esta ley en Éxodo 21. ¿Quién crees que es esa persona? Jesús, por supuesto. ¿No se vuelven hermosas las leyes del Antiguo Testamento cuando vemos a Jesús en ellas?

Así que en el Huerto de Getsemaní, Jesús el Siervo perfecto no escogió salir libre sino que se quedó en la tierra porque amaba a Su Padre y amaba a Su novia, la iglesia. Y por eso, más tarde fue azotado y traspasado por una corona de espinas, clavos y la lanza de un soldado romano. Hoy, las únicas cosas hechas por el hombre en el cielo son esas cicatrices en Sus manos, costado y pies. Permanecerán para siempre como señal de Su amor por nosotros. Y cuando las veamos, recordaremos cuánto nos ama. Él no tuvo que hacerlo, pero eligió hacerlo.

POR QUÉ DIOS PUEDE SONREÍRTE HOY
Como Hombre, Jesús definitivamente sintió el dolor físico de la flagelación, las espinas y los clavos. Pero su mayor sufrimiento, como mencioné, fue la separación de Su Padre.

En la cruz, clamó: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mateo 27:46, NTV) Dios le dio la espalda. En el momento en que más necesitaba a Su Padre, Su Padre tuvo que darle la espalda. ¿Saben por qué? Porque si Dios no le diera la espalda a Jesús, ¡tendría que dártela a ti! Jesús tomó tu lugar para que tú puedas tomar Su lugar, donde el rostro de Dios siempre te sonríe.

Hoy, tenemos el rostro de Dios sonriéndonos todo el tiempo. El rostro de Dios brilla sobre ti y tu familia. Por eso puedo decirte: "El Señor haga resplandecer Su rostro sobre ti" (Números 6:25, NBLA). Jesús pagó el precio para que Dios te sonriera siempre, y nunca te dejará ni te abandonara.

DIOS PADRE LLORÓ
Dios le dio la espalda a Su Hijo porque tenía que castigarlo por nuestros pecados. Él es el juez del universo. Pero como Padre, creo que lloró. Por eso, en la película La Pasión de Cristo, hay una parte en la que una lágrima cae del cielo: ¡me encanta esa escena!

La Biblia misma dice que el sacrificio de Jesús fue un aroma agradable para el Padre (Efesios 5:2). Sí, como Dios y juez, Dios tuvo que dar la espalda a Su Hijo porque Sus ojos son demasiado puros para contemplar el mal y el pecado (Habacuc 1:13). Pero como Padre, Su corazón se quebrantó porque Cristo nunca le fue más grato que en ese momento. ¿Recuerdas lo que dijo Jesús? “Por eso el Padre me ama, porque yo doy mi vida para tomarla de nuevo. Nadie me la quita, sino que yo la doy de mi propia voluntad. Tengo autoridad para darla, y tengo autoridad para tomarla de nuevo. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Juan 10:17-18, NBLA).

Aquellos que tienen hijos aman a sus hijos todo el tiempo. Pero a veces, su hijo hace algo especial por amor, y les llega tanto al corazón que sólo quieren abrazarlo.

Dios sintió lo mismo por Su Hijo cuando estaba en la cruz. Pero no pudo abrazar a Su Hijo ni siquiera cuando Jesús clamó a Él. Como Juez del universo, tuvo que dar la espalda y permitir que Su Hijo fuera castigado hasta el final por nuestros pecados.

Padres, si su hijo está sufriendo, aunque él se lo haya buscado, les dan ganas de llorar, ¿verdad? Te dan ganas de ayudar a tu hijo. ¡Cuánto más si tu hijo es inocente! Jesús era inocente. No conoció el pecado. No hizo pecado (2 Corintios 5:21 LBLA). Sin embargo, sufrió y murió por nuestros pecados porque amaba a Su Padre y nos amaba a nosotros.

AZOTADOS POR NUESTRA INTEGRIDAD
En la escena de la flagelación de la misma película, Jesús se levantó de nuevo después de la primera ronda de azotes. Si ves la escena, tendrás ganas de decir: "¡Quédate abajo! Quédate abajo!" Porque al levantarse, hizo que los soldados romanos se enfadaran más y cambiaran sus látigos por otros con garfios para infligir más dolor. Según los estudios históricos de los azotes romanos, estos garfios se clavaban en la carne de la víctima, ¡y arrancaban trozos de carne del cuerpo!

Y probablemente Jesús no fue azotado 39 veces según la ley judía de 40 azotes menos uno (Deuteronomio 25:3; 2 Corintios 11:24). Los soldados romanos que llevaron a cabo la flagelación odiaban a los judíos y no habrían observado su ley.

No sabemos cuántas veces azotaron a Jesús, ¡pero fue suficiente para exponer los huesos de Su espalda! En el Salmo 129:3 (RVA-2015), dice: "Los aradores araron sobre mi espalda; hicieron largos sus surcos. En el Salmo 22:17 (NBLA), dice: “Puedo contar todos mis huesos; Ellos me miran, me observan". Eso no se ve en la película, así que, en realidad, la película no es tan violenta.

La Biblia también dice que “Y por Sus heridas hemos sido sanados" (Isaías 53:5, NBLA). Jesús recibió cada uno de esos dolorosos azotes porque tuvo que pagar el precio completo por nuestra salud. Por esos azotes, tu cáncer murió. Por esas heridas, murió el asma de tu hijo. Por esos azotes, somos hechos sanos y fuertes.

Algunas personas piensan que Dios tiene cambios de humor. Si Él está de buen humor hoy, te sanará. Si está de mal humor, no te sanará. ¿Cómo puedes poner tu fe en un Dios de mal humor? No, Dios es un Dios de Su Palabra. Él te sanará porque Su Hijo ha pagado el precio por tu sanidad. Y la obra de Su Hijo es perfecta.

DISFRUTA DE LA PLENITUD DEL PERDÓN
Jesús, el Siervo perfecto, dijo: "Amo a mi Señor. Amo a Mi esposa. No saldré libre". Eso fue lo que decidió en el Huerto de Getsemaní. Pero "no saldré libre" significaba que tenía que pagar el precio.

Y EL PRECIO COMPLETO HA SIDO PAGADO.

Así que es un pecado creer que usted todavía tiene pecados no perdonados. Si crees eso, estas diciendo, "Eh, Jesus, Tu sufriste, si, pero no es suficiente. Sé que gritaste 'Consumado es', pero en mi caso, no está realmente consumado".

Me encanta lo que me dijo mi mujer después de ver la película y todo el sufrimiento por el que pasó Jesús. Ella dijo: "¿Cómo puede alguien, después de ver la película, decir que sus pecados no han sido completamente perdonados?"

El mayor insulto a Cristo es creer que tus pecados aún no han sido perdonados. Es por eso que soy un fuerte predicador de la verdad de que toda tu vida de pecados ha sido pagada porque eso es lo que Sus sufrimientos han logrado por nosotros. Él tomó la plenitud del castigo para que tú puedas disfrutar de la plenitud del perdón. ¡Tu eres perdonado completamente de toda una vida de pecados!

HOMBRE Y SIERVO NUESTRO PARA SIEMPRE
Cuando Jesús eligió no salir libre, sino permanecer y ser traspasado en la cruz, ¿qué significaba? Significó que Jesús, aunque plenamente Dios, eligió seguir siendo un Hombre y nuestro Siervo para siempre.

Eso puede escandalizar a algunas personas religiosas. Pero hoy, en el cielo, Jesús es por siempre un Hombre y por siempre nuestro Siervo. Fue su elección. Una vez dijo: “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mateo 20:28, NBLA).

"Pastor Prince, ¿cómo puede decir eso? Jesús es Señor. Él es Dios". Sí, Él es todo eso. Pero también es nuestro Siervo. Y es orgullo no permitirle que nos sirva. Cuando Pedro se negó a que Jesús le lavara los pies, Jesús le dijo: “Si no te lavo, no tienes parte conmigo” (Juan 13:8, LBLA).

SE NECESITA HUMILDAD PARA QUE PERMITAMOS QUE JESÚS NOS MINISTRE.

Queremos ministrar al Señor. Queremos dar al Señor. Queremos hacer cosas para el Señor. Queremos construir grandes cosas para el Señor. Queremos contribuir con el Señor. Pero no podemos dar nada porque estamos en bancarrota espiritualmente. ¿Qué podemos dar, excepto lo que hemos recibido de Él? Así que lo más grande que puedes hacer es recibir de Él.

Uno de los criminales que fue crucificado con Jesús dijo de sí mismo y del otro ladrón: “Lo que nosotros ahora padecemos es justo, porque estamos recibiendo lo que merecían nuestros hechos, pero éste no cometió ningún crimen.” Y a Jesús le dijo: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino” (Lucas 23:40-42 RVC).

En la película, cuando Jesús volvió la cara para mirar al ladrón, vi algo. En medio de todo su sufrimiento, alguien le trajo un refrigerio a Su corazón. Alguien todavía le pedía algo. Y Él estaba tan complacido que dijo: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43, RVC). Aquel ladrón moribundo refrescó el corazón de Jesús cuando se puso bajo la fuente de Su sangre.

Amados, ¿qué "fortalece" a nuestro Salvador? ¿Qué lo "refresca", si se me permite usar ese lenguaje? Es cuando es capaz de dar a un pecador, cuando puede encontrar a alguien que está dispuesto a recibir de Él. Eso lo refresca porque ama servir. Servir es la naturaleza de Su corazón de amor. Y nosotros somos los objetos de Su amor.

El permanece Siervo para siempre por elección. Si, Él es todo glorioso. Pero aunque Él ha sido gloriosamente resucitado, Él es un Hombre resucitado con afectos y sentimientos como tu y yo, y es por eso que Él sabe cómo te sientes, y quiere servirte. Así que si estás enfermo, ven a Él y dile: "Señor, necesito Tu servicio". Eso es lo que refresca Su corazón hoy.

No sé si hubo siervos hebreos que eligieron no salir libres en los tiempos bíblicos. Pero supongamos que hubo uno. Ahora, imaginemos que después de que él y su esposa se han dormido, su esposa se despierta en medio de la noche. Ella mira a su marido y recuerda que años atrás, él podría haber salido libre, dejándola a ella y a sus hijos atrás, pero eligió no hacerlo. Y mientras él duerme a su lado, ella ve su oreja perforada, símbolo de su amor eterno por ella.

Queridos hermanos, un día, en el cielo, veremos las heridas de Jesús. Y recordaremos que Él no tenía que permanecer y ser traspasado por nuestros pecados, sino que eligió hacerlo, ¡porque nos ama!

© Copyright Joseph Prince, 2004. Todos los derechos reservados