Liberados De La Esclavitud Y El Miedo, Familia Restaurada

 

Hace cinco años, vi el libro de Joseph Prince El Poder de Creer Correctamente en una librería. Era la tercera vez que lo veía y pensé que debía ser Dios quien me decía que lo comprara. Me las arreglé para agarrar el libro y lo arrojé encima de la pila de regalos que me costaba equilibrar en mis brazos.

En ese momento, también me costaba equilibrar todo en mi vida. Era como si todo se desmoronara: mi familia, mi matrimonio, mis hijos, mi casa y mis relaciones. Un par de meses después, terminé renunciando a un trabajo que amaba, y lo único que quería hacer era sumergirme en ese libro, esperando que de alguna manera Dios me hablara y me ayudara a superarlo.

Vaya, el Señor saltó a través de las páginas de ese libro, y empecé a escuchar los CDs de sermones del Pastor Prince, los DVDs y las transmisiones diarias, a leer sus otros libros, los devocionales diarios, los informes de alabanza, los artículos, y todo lo que pude conseguir cada día desde entonces.

He sido liberada de ataduras, miedos y condenación. A través de las enseñanzas de la gracia radical del Pastor Prince, entendí la importancia de mi justicia en Cristo, de orar en el Espíritu, de participar de la Santa Cena, de aplicar el aceite de la unción, y mucho más. Comencé a ver a Jesús en la Palabra y recibí guía y entendimiento para mi salud, así como revelaciones y visiones que trajeron gran paz, esperanza y alegría.

Mi matrimonio y mi familia fueron restaurados. Mi hijo volvió a casa, las vidas de mis hijas han dado un giro, mi otro hijo sirve en la banda de nuestra iglesia local, y todos empezamos a ver juntos al Pastor Prince. Tambien he experimentado sanidad en mi espiritu, en mi corazon roto por decadas, y en mi mente endurecida. También recibí sanidad física de un hongo severo en el cuero cabelludo que tenía. Ahora tengo más pelo que nunca antes. ¡Dios es tan bueno!

El Señor quería que yo supiera que Él no me sanó simplemente porque tiene el poder de hacerlo, sino porque también me ama. Esto significa el mundo para mí. Estoy tan agradecida a Cristo Jesús por ir a la cruz y pagar el precio para la completa sanidad de mi espíritu, alma y cuerpo.

Gracias, Pastor Prince, por predicar el verdadero evangelio de la gracia.

Judy Davidson
Nueva York, Estados Unidos