No Eres Suficiente. Y Eso Está Bien.

 

Dudas de ti mismo. Te sientes inadecuado. No te sientes suficiente. ¿Te resulta familiar?

Ya sea que tengas 17 o 70 años, parece ser una parte universal de la condición humana que nunca parece desaparecer.

Incluso uno de los más grandes líderes de Israel, Moisés, lo sufrió.

Cuando Dios le dijo a Moisés que les dijera a los israelitas que los liberaría de sus crueles amos egipcios, mira cómo respondió:

● “No me creerán, ni me escucharán; dirán que no se me ha aparecido el Señor” (Éxodo 4:1, BLP)
● “Oh Señor, no tengo facilidad de palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora…Se me traba la lengua y se me enredan las palabras” (Éxodo 4:10, NTV)

Moisés se consideraba un orador torpe, y dudaba que los israelitas -y mucho menos su rey enemigo, el Faraón- lo escucharía. Incluso su hermano mayor, Aarón, tuvo que ser su portavoz durante un tiempo.

Y en una ocasión, cuando las negociaciones con el Faraón no fueron muy bien, Moisés se frustró y culpó a Dios: “¿por qué trajiste toda esta desgracia a tu propio pueblo? ¿Por qué me enviaste? Desde que me presenté ante el faraón como tu vocero, él se ha vuelto aún más brutal contra tu pueblo, ¡y tú no has hecho nada para rescatarlos!” (Éxodo 5:22-23) (¿Te suenan sus quejas a las tuyas?)

Pero aún así. Pero aún así. Eso no impidió que el Señor utilizara poderosamente a Moisés para liberar finalmente a los israelitas. Si lees su historia en el Éxodo, verás cómo continuó diciéndole audazmente al Faraón varias veces: "¡Deja ir a mi pueblo!", y negoció con el rey durante las diez plagas que el Señor envió sobre Egipto.

Impresionante para alguien que se llamaba a sí mismo tartamudo y torpe, eh.

Y finalmente, por indicación del Señor, Moisés tomó su bastón, levantó su mano sobre el Mar Rojo, y Dios lo separó para permitir que los israelitas pasaran por tierra firme, y escaparan de los carros perseguidores del Faraón. Tienes que ver esta historia alucinante en Éxodo 14.

A pesar de que los ejércitos del Faraón los persiguieron hasta el mar, el Señor le dijo a Moisés que levantara su mano sobre el mar de nuevo cuando los israelitas hubieran llegado al otro lado de forma segura. Entonces las aguas del mar volvieron a unirse y ahogaron a todo el ejército del faraón (Éxodo 14:26)

Todo esto, cuando Moisés tenía 80 años.

¿Te anima esta historia de un hombre defectuoso que fue utilizado poderosamente por Dios? Incluso justo antes de que Moisés dividiera el Mar Rojo siguiendo las instrucciones de Dios, se dice que todavía clamaba a Dios porque los israelitas, al ver que los ejércitos del Faraón los perseguían con más fuerza, le preguntaron: ¿Nos has traído para que muramos en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas en Egipto para enterrarnos? (Éxodo 14:11, NBV)

Desde el primer día en que el Señor lo llamó hasta que exhaló su último aliento, Moisés siempre fue consciente (y tal vez avergonzado) de sus debilidades como líder. Pero se trataba de un hombre del que el Señor dijo, cuando murió a los 120 años, que no se había levantado en Israel ningún profeta como él, al que el Señor conocía cara a cara. (Deuteronomio 34:10)

Tal vez el crecimiento en nuestro camino cristiano sea realmente esto: Ser más conscientes de nuestra incapacidad, pero también saber que esos sentimientos de incapacidad no pueden ser un obstáculo para que Dios nos use para hacer grandes cosas para Él.

Como el Señor le dijo a Pablo, otro gran líder de la Biblia: "Mi gracia te basta, pues mi poder se perfecciona, se completa y se manifiesta con mayor eficacia en tu debilidad". (ver 2 Corintios 12:9, traducido de Amplified Bible)

Saber que eres débil no tiene por qué hacerte sentir desanimado contigo mismo, sino que puede animarte a descubrir la fuerza del Señor y lo mucho que puedes depender de Él para que te baste donde tú no puedes.

Tienes un Dios que te ama y quiere proveer para ti.

¿Le permitirás a Él ser más que suficiente para todas tus insuficiencias hoy?