Tienes La Presencia Y El Favor De Dios Independientemente De Tus Circunstancias

 
Salmos 139:7-10, NVI
¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo,
también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría, ¡me sostendría tu mano derecha!

Hebreos 13:5 dice que la presencia de Dios en tu vida es una constante garantizada. Pero quiero que sepas que no puedes evaluar la presencia de Dios y Su favor inmerecido en tu vida basándote en tus circunstancias. Para ayudarte a entender lo que esto significa, veamos la vida de José.

José no consideró sus circunstancias, sino que mantuvo
su enfoque en la presencia del Señor.

José rechazó las insinuaciones de la esposa de Potifar, y como dice el refrán común, "No hay furia en el infierno como la de una mujer despreciada". Ella acusó maliciosamente a José de haber intentado violarla, blandiendo como "prueba" las prendas que José había dejado en sus manos cuando huyó de ella. Cuando Potifar escuchó a su esposa contar su versión de la historia, se despertó su ira y agarró a José, lo despojó del lugar de autoridad que le había dado y lo arrojó a la cárcel.

Ponte en el lugar de José. ¿Qué está sucediendo aquí? Te suena demasiado familiar, ¿verdad? Con el doloroso recuerdo de sus hermanos arrojándolo a la fosa aún fresco en su mente, aquí está una vez más, arrojado a un calabozo a pesar de ser inocente. Cualquier persona normal estaría amargado y enfadado con Dios. La mayoría de la gente se preguntaría: "¿Dónde está Dios? ¿Por qué Dios lo ha llevado hasta aquí, para luego abandonarlo y desampararlo? ¿Cómo pudo suceder esto? ¿Dónde está la justicia contra esta falsa acusación?".

Pero José no era, literalmente, un "hombre corriente". Sabía que el Señor nunca lo dejaría ni lo abandonaría. José no consideraba sus circunstancias, sino que mantenía su atención en la presencia del Señor. Sin importar si era un esclavo común, un capataz en la casa de Potifar o ahora un prisionero que enfrentaba la perspectiva de una cadena perpetua por un crimen que ni siquiera había cometido, José no evaluó el favor inmerecido de Dios en su vida basado en sus circunstancias. En lugar de amargarse, mantuvo su esperanza en el Señor. En lugar de tirar la toalla y renunciar a Dios y a la vida, mantuvo su confianza, sabiendo que todo su éxito estaba envuelto en la presencia del Señor.

¡Y vaya que el Señor lo libró! Quiero que leas esto por ti mismo para que veas lo que el Señor hizo por José:

el Señor estaba con él y no dejó de mostrarle su amor. Hizo que se ganara la confianza del guardia de la cárcel, el cual puso a José a cargo de todos los prisioneros y de todo lo que allí se hacía. Como el Señor estaba con José y hacía prosperar todo lo que él hacía, el guardia de la cárcel no se preocupaba de nada de lo que dejaba en sus manos.
Génesis 39:21-23, NVI

¿Qué te dice esto? Si te niegas a doblegarte a tus circunstancias y sigues siendo consciente de la presencia del Señor, dondequiera que te coloquen, sea cual sea tu entorno, te elevarás a la prominencia. Tendrás el favor de tus jefes y te ascenderán a hombre de confianza. ¡Y todo lo que hagas prosperará!