A principios de este año, nuestra ciudad en Australia experimentó el peor ciclón que hemos visto en 30 años. Mientras mi esposo se preparaba para el ciclón asegurando todo en nuestra casa, yo ungí nuestra propiedad y agradecí a Dios por Su protección sobre ella.

Mi marido y yo también ayudamos a nuestra amiga a asegurar su casa antes del ciclón. Aunque no era creyente, le pregunté si podía ungir su propiedad. Aunque se mostraba escéptica sobre lo que un poco de aceite podía hacer con vientos fuertes, aceptó. Mientras ungía su propiedad, le pedí al Señor que le dejara claro a mi amiga que Él la estaba protegiendo.

Esa noche, cuando llegó el ciclón, toda mi familia durmió tranquilamente sin ningún temor. Al día siguiente, vimos y oímos los daños que habían sufrido otras propiedades. Había tejados arrancados, árboles caídos sobre las casas y ventanas destrozadas.

Cuando comprobamos nuestra propiedad, nos dimos cuenta de que no había sufrido ningún daño. Los únicos "daños" se produjeron en los árboles que mi marido tenía previsto podar. Perdieron sus ramas y ya no tuvo que podarlos.

La casa de mi amiga tampoco sufrió daños importantes. Unos días después, el equipo de limpieza de la ciudad preguntó si podían retirar la cochera del patio trasero. Mi amiga dijo que no había ninguna cochera en su patio. Se enteró de que la casa de detrás había visto volar su cochera por encima de la valla durante el ciclón. Todo el mundo se quedó perplejo.

Después de este incidente, mi amiga me dijo que estaba agradecida que yo había ungido su propiedad. Ahora sabe que Jesús la protegió durante el ciclón. Alabado sea Dios por mantenernos a salvo con algo tan simple como el aceite de la unción.

Gracias, Pastor Prince, por sus mensajes ungidos que revelan el amor del Padre por nosotros. Dios le bendiga a usted y a su familia.

Alyssa Thomas
Australia