El Poder De Decírselo A Jesús

 

¿Alguna vez has deseado tener un amigo en quien siempre puedas confiar, y que nunca deje de impartirte paz y fortaleza para que puedas enfrentar los problemas de la vida? Hay un amigo que lo hace, ¡y no es otro que nuestro asombroso Señor Jesús!

Como dice la letra de este amado himno:

Qué amigo tenemos en Jesús
Todos nuestros pecados y penas para llevar
Qué privilegio llevar
Todo a Dios en oración.

¿Te has dado cuenta de que el autor del himno dice que orar es un privilegio? Porque Jesús es un amigo con el que puedes hablar de corazón a corazón. Y no tienes que hablar con frases perfectas ni seguir ninguna fórmula religiosa.

Como escribió maravillosamente el salmista David: “Escúchame cuando oro, oh Señor… Mi corazón te ha oído decir: ‘Ven y conversa conmigo.’ Y mi corazón responde: ‘Aquí vengo, Señor’” (Sal. 27:7-8, NTV).

Personalmente he experimentado los beneficios de tener estas conversaciones de corazón a corazón con el Señor, especialmente en mis paseos nocturnos con Él. No puedo explicarlo, pero Él siempre me aporta algo a través de nuestras conversaciones. Me encuentro más en paz, más consciente de que Él me suple con abundancia todas las exigencias de la vida, o de que me ha dado fuerzas.

Creo que lo mismo te está esperando a ti. Cuando derrames tu corazón a Jesús, Él no te dejará ir de la misma manera en que viniste. Él te dará Su fortaleza, te infundirá Su paz (ver Salmo 29:11), y mucho más.

POR QUÉ PUEDES CONTÁRSELO A JESÚS
Tal vez estés pensando: Pero he pecado y he fallado tanto. ¿Cómo puedo estar en la presencia del Señor, y mucho menos llamarlo mi amigo?

Sí, es cierto que el pecado una vez nos separó de Dios. Pero Él nos amó tanto que envió a Su único Hijo a morir en la cruz por todos nuestros pecados. Y Jesús resucitó al tercer día, demostrando que ahora estamos completamente perdonados y reconciliados con Dios (ver Rom. 4:25, 2 Cor. 5:19).

Por eso Él nunca te dejará ni te abandonará hoy. De hecho, Él te dice: “Déjame ver tu cara; déjame oír tu voz. Pues tu voz es agradable, y tu cara es hermosa” (Cantar de los Cantares, 2:14, NTV).

DECÍRSELO ES FE
Otra preocupación que escucho a menudo es: Pero Pastor Prince, según Marcos 11:23, ¡no estoy orando con fe si simplemente le cuento a Jesús mis problemas!

Mi amigo, aunque definitivamente hay un lugar para las oraciones de Marcos 11:23, ¿no tenemos todos nosotros días cuando estamos tan desanimados que simplemente no tenemos fuerzas para hablarle a las montañas en nuestras vidas? Dios entiende y lo llama fe cuando simplemente venimos a Él tal como somos, en nuestro desánimo y angustia, buscando Su consuelo, fortaleza y gracia.

Como escribió el salmista David: “Delante de Él expongo mi queja; en su presencia manifiesto mi angustia” (Sal. 142:2, LBLA). Estas palabras fueron escritas probablemente cuando David se escondía en una cueva de Saúl, desanimado y temeroso. Pero al final del salmo, David le dice a Dios: "Tú eres bueno conmigo" (Sal. 142:7).

Así que, como David, ¿descargarás tu corazón ante el Señor, y le permitirás que restaure tu alma y traiga liberación a tu situación?

ES MÁS QUE UN OÍDO QUE ESCUCHA
De hecho, hay beneficios muy tangibles de contárselo a Jesús. Él no sólo te ama y te escucha, sino que también tiene el poder de darte éxito en todas las cosas (ver 3 Juan 1:2).

Y puedes contarle sobre cualquier cosa que te esté carcomiendo, ya sea: "Señor, estoy preocupado por estos síntomas en mi cuerpo". O, "Señor, mi matrimonio se está rompiendo. No sé qué hacer". O incluso, "Estoy tan cansado y desanimado, Señor. No tengo ganas de leer la Biblia ni de hablar contigo". Nada pilla a Jesús por sorpresa. De hecho, cuanto más honesto seas con Él, más sentirás Su reconfortante cercanía y fortaleza, y experimentarás Su poder salvador en los días venideros.

Así que no te entretengo más, amigo mío. Ve a disfrutar de un tiempo a solas con Jesús y hazle saber lo que hay en tu corazón. Entonces, "Qué amigo tenemos en Jesús" no será sólo la letra de un himno, sino que se convertirá en tu gloriosa y transformadora realidad.