Desde el comienzo de la pandemia de COVID-19, sentí el impulso de orar el Salmo 91 sobre mi familia. Mientras continuaba declarando diariamente, el Espíritu Santo comenzó a darme una mayor revelación el deseo de Dios de proveer protección para cada área de mi vida.

Hace varios meses, estuve involucrada en un grave accidente automóvil mientras salía de la escuela de mi hijo. Un camión intentó reducir la velocidad antes de entrar en la zona escolar y perdió el control. Se desvió hacia mi carril y no tuve tiempo de parar ni de reducir la velocidad de mi vehículo. En mi espíritu oí: "Gira a la derecha", y así lo hice. Pude esquivar el camión, pero me estrellé contra una barrera y mi coche volcó de lado. Milagrosamente, salí completamente ilesa. No tenía ni un rasguño ni un moratón, ni latigazo cervical ni conmoción cerebral.

Creo que el Señor me protegió completamente e incluso se ocupó de los pequeños detalles. Antes del accidente, mi bolso estaba encima de una manta doblada en el asiento del copiloto a mi lado. Cuando mi coche volcó sobre el lado del conductor, la gravedad debería haber hecho que el bolso y la manta me golpearan al bajar a la ventanilla del conductor, que se había roto y estaba tocando el pavimento.

Sin embargo, no recuerdo que ni el bolso ni la manta salieran volando por el coche. La manta y el bolso estaban perfectamente colocados encima de la ventanilla rota, como si alguien los hubiera puesto allí deliberadamente. Cuando puse las manos en la ventanilla para levantarme, me di cuenta de que la suave manta me protegía de hacerme daño con el cristal roto que había justo debajo. ¡Los ángeles de Dios realmente me protegieron esa mañana!

Estoy muy agradecida por todo lo que mi Padre celestial ha hecho por mí. ¡Gloria a Dios!

Anónimo
Nueva York, Estados Unidos